Los talibanes han vuelto al poder en Afganistán. De inmediato, ha cundido el pánico. Personal de seguridad y altos funcionarios del Gobierno derribado, colaboradores de los Ejércitos y Embajadas extranjeros y empleados de organizaciones internacionales están buscando la forma de salir del país cuanto antes. Atrás quedan activistas de la sociedad civil, defensores de derechos humanos, periodistas y, sobre todo, mujeres profesionales. Todos temen por su vida. Y sin embargo, la milicia islamista ha logrado llegar a Kabul sin apenas resistencia y ofreciendo una rama de olivo. ¿Quiénes son esos barbudos enturbantados? ¿Hay motivo para tenerles miedo?